sábado, 12 de marzo de 2011

AUTORES

JAMES TURRELL

Si definimos arte como experiencia, podemos suponer que el espectador, después de ver una obra, se lleva el arte consigo, porque ha sido hecho parte de su experiencia. […] En primer lugar, no me ocupo de ningún objeto. El objeto es la percepción misma. En segundo lugar, no me ocupo de ninguna imagen, porque quiero evitar el pensamiento simbólico asociativo. En tercer lugar, tampoco me ocupo de ningún objetivo ni de ningún punto en especial donde mirar. Sin objeto, sin imagen y sin objetivo, ¿qué es lo que miras? Te miras a ti mismo (J. Turrell).



(Traducción de las explicaciones de Markus Brüderlin)

La luz probablemente es la cosa más básica, más elemental de la existencia. Sin luz no sólo todo estaría en la oscuridad sino que tampoco existiría vida en el universo. Ha siempre fuente de inspiración para los artistas el acercarse a la auténtica naturaleza de la luz, a los confines de la luz. Empezó con el Impresionismo en el s. XIX, cuando los artistas intentaron liberar la luz del lienzo y transferirla a una tercera dimensión. En los (años) 60, los artistas actuales empezaron a fijarse en la luz coloreada, en los efectos que la luz tendría dentro de un espacio dado. Y el clímax de este proceso de liberar a la luz de su fuente y dejarla difundirse libremente a través de una habitación es la esencia de James Turrell.

En Wolfsburg hemos montado la más extensa instalación de Turrell que jamás haya sido expuesta en un Museo. En el “Proyecto Wolfsburg”, en el primer espacio, llamado Ganzfeld, en este paseo por una escultura de luz ocurre un extraño fenómeno. En el “reconociendo el espacio” donde estoy ahora y en el “sintiendo el espacio” al cual uno se acerca, pero que no es accesible y tampoco comprensible en sus dimensiones porque los límites del espacio son borrosos, uno tiene el sentido de infinito.

En la segunda sala percibimos un cuadro en la pared de dos dimensiones, pero en realidad no es un cuadro como creíamos, sino una habitación cuya luz no se proyecta al exterior y de pronto la superficie se convierte en una habitación. La misma imagen se convierte en algo por lo que puedes pasear. Animar la imagen, representa un momento crucial en la historia del arte moderno. Y nadie lo ha conseguido de un modo tan imprevisible como James Turrell.

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