14 de mayo – 1 de agosto de 2010
Eva Hesse. Trabajos del estudio
A pesar de que la carrera artística de Eva Hesse (1936-1970) abarca tan sólo diez años, su producción ha tenido una importancia decisiva para la historia del arte creado a partir de la segunda mitad del siglo XX. Esta exposición muestra, a través de pequeñas obras o "trabajos del estudio", la aportación de Hesse a la transformación radical de la escultura en una época en donde la categoría misma del objeto artístico estaba en crisis.
Junto a sus esculturas a gran escala, la artista norteamericana Eva Hesse creó un gran número de pequeñas obras experimentales con una gama de materiales notablemente variada, entre ellos látex, fibra de vidrio, tela metálica, estopilla, cinta adhesiva y cera. Estas pequeñas obras se han denominado con frecuencia “piezas de prueba”, dando por supuesto que se habían realizado para probar materiales y técnicas como preparación para otras obras más ambiciosas. Sin embargo, es evidente que sólo en raras ocasiones se trataba únicamente de experimentos técnicos. Los trabajos del estudio muestran el uso radicalmente innovador de los materiales que hacía Eva Hesse, pero también demuestran –en cuanto colección en miniatura de sus métodos de trabajo– su transformación radical de la escultura en una época en que la naturaleza misma del objeto artístico estaba en crisis. En medida similar a otros artistas seminales de la década de los sesenta como Andy Warhol o Donald Judd, Eva Hesse redefinió la naturaleza del encuentro estético en un sentido que todavía tiene repercusiones para nosotros hoy en día.
Hesse no utilizaba el término “pieza de prueba” para describir sus pequeños trabajos experimentales. Como mucho, en sus notas se refería a ellos como “muestras”. Sólo después del fallecimiento de la artista empezó a aplicárseles el nombre de “piezas de prueba”, en parte por defecto. Este término, como “prototipo”, otra palabra muy propia de la época, revelaba el deseo de vincular el arte al lenguaje de la industria. Era una época en que los artistas a menudo encargaban la realización de sus obras a colaboradores técnicos que seguían sus detalladas instrucciones, una época en que el arte se vio despojado del aura que rodeaba la huella expresiva individual del tacto físico del artista. Hesse siguió creando objetos más pequeños con sus propias manos, pero, como tantos otros artistas de entonces, recurría a colaboradores y ayudantes para hacer las piezas a gran escala. Sin embargo, puede sostenerse que el término “pieza de prueba” vincula su obra a la tecnofilia entonces vigente, pero no acaba de dar cuenta de su pura corporeidad y de las asociaciones con el cuerpo. Al renombrarlos como “trabajos del estudio” (studiowork), expresión acuñada en el título de esta exposición, se pretende describir con mayor elasticidad esta gama de objetos profundamente enigmáticos, que no son ni experimentos puramente técnicos ni necesariamente piezas acabadas. Se trata de piezas liminares, que se sitúan entre ambas definiciones y se resisten a cualquier categorización cómoda.
El estatus de los trabajos del estudio es precario. Podríamos definirlos razonablemente como trabajos [work] que no llegan a convertirse necesariamente en Una obra [A work]. Se trata de objetos creados por Hesse en el día a día, objetos hechos a mano y con frecuencia complejos que nos invitan a pensar no sólo en los procesos del arte, sino en qué impulsos –tanto conscientes como inconscientes– rigen la práctica de la creación artística. Bien podría ser que la realización de pequeñas piezas como éstas en el estudio no sólo sea un medio de resolver problemas, o de aclarar las ideas al materializarlas, sino que incluso prolongue el proceso de creación, postergue el producto final y sitúe en primer plano el proceso mismo. El deseo compulsivo de repetir resulta evidente en buena parte de los trabajos del estudio, y las técnicas utilizadas por la artista, como ensartar, doblar, cortar, perforar y enrollar, a menudo se basan en actos y gestos repetitivos. Contemplar los objetos implica también ver el desarrollo de todas esas acciones. Algo que al principio parece accidental y desechable, como una pieza de látex de forma extraña, requiere un tiempo de contemplación y, a medida que se mira, los gestos que intervienen en su creación se van volviendo más evidentes. De esa manera, cuando se mira con atención, algo que inicialmente parece un simple resto del estudio puede cobrar vida como objeto. Los trabajos del estudio se encuentran en ese punto crítico entre el origen y el desecho.
http://www.fundaciotapies.org/site/spip.php?rubrique951
Me parece que esta autora, en concreto despues del estudio que estoy realizando en cuanto al arte procesual, refleja los intereses de proceso de trabajo que tengo como premisa para la realización de mi proyecto.
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